Ha sido súper gratificante para mí realizar los acompañamientos a cada uno de las y los docentes, cada uno con su propia insignia, su propia impronta al hacer clases. Es conmovedor observar cuánta dediación y compromiso depositan en su trabajo, con cuánto cariño tratan a sus estudiantes y con cuánta convicción viven su profesión.
El trabajo de co-construcción de desafíos y clases ha sido muy interesante, pues se ha producido la sinergia de las propias prácticas de las y los docentes con lo medular de cada componente Chaka. En varias oportunidades, las y los estudiantes han manifestado lo atractiva que les resultó la clase, desafiándose a sí mismas/os a enfrentar una propuesta diferente, lo que por consecuencia motiva a las y los docentes a atreverse a continuar implementando estas estrategias de innovación en sus aulas.
Escucharles decir que están notando los cambios, que en dos años sus estudiantes dialogan más, se preguntan más, y toman conciencia de sus propios procesos de aprendizaje, es realmente alentador.
Cada espacio de trabajo conjunto ha sido un aprendizaje en ambas direcciones; por mi parte, facilitar la instalación de las estrategias Chaka, y por parte de ellos, la puesta en escena de cada clase que diseñamos juntos.
Mi trabajo me inspira por todo lo señalado, pero aún más porque en cada una de las aulas se intenta realizar un trabajo que va más allá de lo pedagógico, en cada una de las aulas se vive la idea de guiar el camino de los cientos de jóvenes, de apoyarlos en su proceso, y hacer dentro de lo posible una mejor educación para ellos.