“Tenemos un ritmo tan vertiginoso que a veces no nos detenemos a pensar, y con la metacognición pudimos hacerlo”

por | May 24, 2022 | Anuncios, Reseñas | 0 Comentarios

Stephanie Quinteros es docente de Lenguaje del Liceo Agrícola José Abelardo Núñez desde 2018. “Creo que el 2020, se trató de sobrevivir, sacar cosas y aprender en el camino con los estudiantes”, relata sobre el contexto de pandemia. “Creo que la pandemia me sirvió para capacitarme. Todo fue de golpe, sabíamos que iba a llegar lo digital, pero fue muy violento”, recuerda.

¿Cómo han abordado el tema de la pandemia y qué herramientas tecnológicas usaron?

Nosotros no tuvimos clases híbridas, seguimos de forma virtual que ha sido bastante agotador, pero también ha sido un desafío positivo, siempre lo he visto de esa manera, porque a la larga creo que vernos en este contexto, en este escenario, nos ha hecho darnos cuenta de que es muy importante encantar a los estudiantes. Educar a distancia ha sido de verdad un desafío enorme y me ha llevado a pensar y a replantearme constantemente la forma de abordar las clases. Ya no hablamos de contenidos, sino en cómo puedo desarrollar una habilidad en los estudiantes y cómo hacerlo de una forma que sea significativa para ellos realmente. Valoro mucho el apoyo, porque aterriza y nos hace darnos cuenta que al final la misión que uno tiene es educación. En cuanto a la tecnología, usé Meet, Classroom, Whatsapp, Jamboard, Google. Usamos también BiBoard, que era una pizarra en la que se podía abrir todo simultáneamente e ir viendo lo que iban respondiendo.

¿Qué estrategias usaste para hacer las clases atractivas?

Creo que cada profesor tiene su sello. A mí lo que me gusta es que mis alumnos entiendan que el lenguaje va más allá de un texto, que sean conscientes que ese texto o esa temática puede estar también en la vida. También fuimos trabajando algunos datos útiles que ellos pudieran usar en otras asignaturas, por ejemplo a nivel de comprensión lectora, como el subrayar, la relectura, las marcas textuales.

¿Cuál consideras que ha sido tu clase o unidad destacada de trabajo pedagógico?

Creo que el trabajo más innovador es uno que todavía estamos ejecutando en el que ellos aprendieron qué hacer frente a un enigma. Pudimos articular lenguaje y matemática, obviamente con el apoyo de Chaka. De alguna forma partimos de ahí el desafío y fuimos trabajando también la metacognición y la retroalimentación. Es muy grato ver cuando los chicos se detienen a pensar, que es súper difícil porque la sociedad te obliga a funcionar casi como un caballo de carrera y todo es mecánico. Hicimos un cruce también entre el octavo A y el octavo B, y pudieron trabajar con los enigmas de sus pares. Les propusieron algunas cosas a sus compañeros de manera súper positiva, y eso fue rico, entretenido, y hace que se vuelvan más autónomos y que se encanten con la asignatura.

¿Qué impacto tuvieron los componentes de metacognición y retroalimentación en ellos?

Yo creo que pueden preguntar y hacer cuestionamientos, y empezaron a internalizar el proceso de metacognición. Tenemos un ritmo tan vertiginoso que a veces no nos detenemos a pensar. Entonces yo siempre les digo que una persona que piensa, que reflexiona, que critica, para mí tiene más sentido que una persona que a lo mejor maneja muchos conceptos. Y esto es transversal, porque a la larga esas preguntas te sirven para muchas asignaturas, para muchos contextos.

¿Qué podrías destacar del programa Chaka como más útil o significativo?

Me quedo con el aprendizaje profundo. También me gustó mucho trabajar la metacognición, y me hizo además muy bien el acompañamiento. Puede que uno tenga que pulir cosas, pero si te hablan con cariño y te dicen de buena forma las cosas, hace que lo veas no como una falta, sino como una oportunidad de que salga mejor la próxima. Me gustó mucho también el poder entender realmente lo que era retroalimentar. Uno tiene un concepto de retroalimentación súper estructurado, y en realidad la retroalimentación puede ser diversa, y no tengo solamente que hacerla yo. Creo que el tema de la planificación invertida hay que practicarla, cuesta desvincularse un poco, alejarse de esos patrones que están ahí que son de años, pero creo que todo se puede. Al final la vida es eso, aprender.

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